Resumen: La inteligencia artificial viene transformando diversas tareas del cotidiano y la forma de trabajar. De ahí la vital importancia de educar y concienciar sobre las implicaciones éticas resultantes de su extenso uso en las diversas áreas en que se utilizan.
Desde que se acuñó el término inteligencia artificial (IA) a mediados de la década de 1950 por John McCarthy, se han realizado muchos avances hasta entonces, especialmente en los últimos años con el advenimiento de la IA generativa. Esta tecnología ha revolucionado la forma en que se trabaja, se aprende y se desarrollan actividades diarias; y como efecto, se ve obligada a revisar la forma de actuar, ya que estas herramientas proporcionan nuevos y potentes medios de acción. Y es precisamente por eso que aquí entran en juego las cuestiones éticas, cuyo tema trataremos en este texto.
Una vez que se desarrolla la inteligencia artificial para ejecutar tareas que normalmente requieren la inteligencia humana, es sumamente importante prestar atención a los aspectos éticos, ya que estos configuran las normas que regirán la conducta.
Solo para situarnos con algunos nuevos medios a disposición, provenientes de tecnologías emergentes, surgidas como producto de la inteligencia artificial, se puede citar como ejemplo el reconocimiento de voz, que además de simplemente transformar las ondas sonoras en texto, ha evolucionado para comprender también su contexto.
Otro uso de la IA es la búsqueda de información y, basándose en ella, tomar decisiones, cuya capacidad puede mejorarse a partir del momento en que estas tecnologías están diseñadas y desarrolladas para aprender constantemente cuando se les proporcionan nuevos datos. Y esto se logra mediante el procesamiento de algoritmos, cálculos matemáticos y análisis estadísticos.
Más recientemente, cuando estas tecnologías alcanzaron la capacidad de generar nuevos contenidos, ya sean textos, códigos computacionales, imágenes, voces y videos, se pasó a contar con originales herramientas para auxiliar en las tareas.
Dado este inmenso potencial, que puede influir directamente en el cotidiano y en la forma de actuar y trabajar, es fundamental el entendimiento ético para que se pueda posicionarse adecuadamente en esta nueva Era que se avizora. La ética, como exteriorización de la forma en que se actúa en sociedad, tendrá como resultado el producto de los valores cultivados internamente, los cuales se concretizarán en mejores actuaciones. En este aspecto, se puede apoyar en la Ciencia Logosófica, que dice que:
«[…] la formación ética de una persona depende de ciertos factores y, muy especialmente, del cultivo que haga de sus calidades morales y sensibles.» (Curso de Iniciación Logosófica, p. 88).
De ello se infiere que la formación ética proviene de las cualidades morales y sensibles que se cultivan internamente. Con esto se significa que cuanto más elevados sean los valores, mejor será el fruto del trabajo.
Y en lo que respecta a las personas que están a la vanguardia en el desarrollo de estas tecnologías, también las crearán teniendo en consideración estos buenos valores que cada uno lleva dentro de sí.
Para mencionar algunos puntos a tener en cuenta sobre cómo ser ético y responsable al hacer uso de estas tecnologías inteligentes, se puede citar la transparencia en la toma de decisiones, ya que es necesario entender cómo procesan y llegan a los resultados que presentan; el consentimiento informado, en que todos los usuarios necesitan estar plenamente advertidos de las condiciones de uso, es decir, qué usos se harán de los datos y cuáles son los deberes y derechos asociados a los involucrados en todas las etapas de este proceso.
También es necesario prestar atención a los sesgos y prejuicios que pueden estar presentes en el entrenamiento de estos modelos, ya que, para que estas herramientas puedan generar contenido, es necesario que hayan sido entrenadas con una gran cantidad de datos, los cuales provienen de producciones intelectuales de otras personas. De ahí que la cuestión de los derechos de autor sea sumamente importante, ya que los autores deben ser remunerados por su trabajo siempre que así lo consideren.
Además, también está la cuestión de la protección contra el uso malicioso, por ejemplo, cómo evitar que las tecnologías generativas puedan ser usadas para producir noticias falsas.
Como consecuencia directa de estos puntos, se percibe el impacto social que el uso de estas aplicaciones puede tener en la sociedad. Y por eso la vital importancia de hacer siempre un uso responsable de estas tecnologías.
Bueno; ahora que se conocen algunos puntos a los que debemos prestar atención, es necesario que haya educación y concienciación sobre cómo actuar éticamente en este nuevo mundo que se presenta. Y esto se alcanza mediante la formación y la diseminación de estos contenidos para la sociedad.

Principios fundamentales de la ética y responsabilidad en la aplicación de la inteligencia artificial (Imagen elaborada por el autor)
Se concluye este texto con la siguiente pregunta: ¿Es posible hacer buen uso de estas herramientas tecnológicas impulsadas por inteligencia artificial sin antes desarrollar el potencial de la inteligencia humana?
NOTA: Este artículo fue originalmente redactado por Thiago Ferreira de Toledo y, posteriormente, editado por nuestro compañero Salvador Montaner Villalba
